A la deriva y sin gomina.
Diario de bitácora
18.02.23.
06:20am. Comienza la expedición científica del CDYWC. Tenemos por delante una ardua travesía que nos hará circunnavegar un basto territorio inexplorado. Durante esta expedición, el reto más importante será recorrer los complicados terrenos de Híspalis, donde nos enfrentaremos a cuarenta y dos adversarios, y ciento noventa y cinco mapaches. Vengo a enumerar a los osados integrantes de dicha expedición:
Sr. Antoni Ques. Capitán. Su misión es llevar a buen término la aventura. Encabezará la comitiva durante la lucha suicida con los cuarenta y dos adversarios y ciento noventa y cinco mapaches.
Sr. Christian Briguglio. Italiano, antes albano-kosovar. Contramaestre. Panadero (en su casa). Su función principal es tocarlaspelotas. Así, todo junto.
Sr. David Guirao. 2º Contramaestre. Su función principal suele ser tocarlaspelotas. Así, todo junto. Y ayudar a que los demás las toquen.
Sr. Cristóbal Guirao. Médico-curandero. Sedentario y latigador.
Sr. Juan Carlos Serra. Senador. Cuando sus quehaceres políticos se lo permiten hace méritos de comediante.
Sr. Pablo Quijano. Tesorero. Es el miembro de la tripulación que más experiencia tiene en este tipo de aventuras. Ha dado ya la vuelta al mundo 21 veces, pero todas por el Polo.
Sr. Pedro Cabot. Estilista. Se encarga de concretar nuestro outfit y peinar a pocos del grupo. A algunos le rasura el cuello.
Sr. Víctor Sánchez. Grumete. Suele ir a la deriva. De gran agilidad cuando se requiere pero lento parar comprar bicicletas.
Sr. Guillem Pulido. Médico particular del Senador. Fumador de opio. Con desequilibrios musculares.
Sr. Santi Úbeda. Cartógrafo, botánico, camarógrafo y escribano… ¡humanista, vaya! Su misión es dejar por escrito todo y cuanto acontezca en esta aventura (siempre de manera veraz y con un punto de vista ecuánime, por supuesto).
06:45am. Para esta terrible empresa debemos movernos con la mayor ligereza posible, por lo que nuestros aventureros han optado por ir pobres de equipaje. ¿Todos? No, algunos advenedizos, queriendo guardar en la bodega más utensilios de los necesarios, y con el peligro de hundir la nao, han pagado un extra para ir en el puente del capitán. El político empieza a levantar suspicacias entre el resto de expedicionarios. Esperemos que este hecho no complique nuestra aventura.
09:00 am. La primera parte de la travesía está siendo tranquila. Híspalis aparece entre nosotros para su primer reconocimiento. Antes debemos llegar a nuestra humilde morada, donde tenemos instalado el campo base de operaciones.
09:30 am. Algunos integrantes deciden acercarse a probar tuestes cafeteros de recetas milenarias que hacen romper la unidad. La debilidad del grupo puede ser peligrosa y una ventaja para nuestros enemigos, por lo que después de que el maestro tostador terminara su receta mágica con algo de desidia y tardanza, nos volvimos a juntar. Nuestro miembro más veterano da un veredicto torrefactoso del brebaje que consumía el segundo grupo. Nada que no pueda solucionar con 500 latigazos.
10:00 am. Llegamos a nuestra humilde cueva, instalada sobre la ribera del Río Grande. Un lujo comparado con las construcciones neolíticas de la zona. Tenemos que repartir las estancias entre los diferentes miembros, para que podamos hacer de vigías en caso de ataques del oponente. Nos juntamos por parejas, como los guardias civiles o los cómicos que merecen la pena. Algunos disponen de más comodidades que el resto, o de más espacio para esparcir sus enseres como si llevaran viviendo allí un lustro. Lo importante también es, que el Senador tenga un espacio donde pueda redactar los trabajos que le han sido asignados en la Corte, y que son de suma importancia para el devenir de la humanidad. Para ello ha llevado un aparato un tanto extraño que sólo usó para nada.
11:00 am. El grupo hace una primera incursión de cinco kilómetros por territorio enemigo. Las tropas permanecen juntas y la moral está alta. El reconocimiento, liderado por el capitán, ha terminado cuando en el reloj del capitán ha sonado los 5km exactos de recorrido. O dicho de otra manera, cuando al capitán le ha salido del rabo y ha mandado caminar. El capitán es enemigo de desvíos innecesarios.
12:00 am. La expedición busca una manera de desplazarse hacia un lugar indeterminado por los arrabales de Híspalis, donde les darán una camiseta que no es del agrado de nuestro estilista, un número con el que ir a la guerra y algo de víveres para aguantar la contienda. Allí aparece nuestro tesorero que quiso dormir más y vino en otra nao.
16:00 pm. Tras recoger los enseres pertinentes y tomar fuerzas para la batalla campal del día por venir, optamos por regresar a nuestra guarida. Algunos italianos necesitan dormir la siesta porque les cansa mover tanto las manos cuando hablan. Eso, y la edad.
17:30 pm. Decidimos hacer una incursión en terreno enemigo para buscar víveres con los que sustentarse los días venideros. Nuestro curandero necesita coconuts para sus pociones mágicas; el Senador necesita media Mercadona; su médico personal sólo come garbanzos, y el resto, nos contentamos con algo de cereales del campo yermo con los que poder hacer el pan y algunos tuppers.
19:00 pm. Volvemos a nuestro palacete. Algunos hacen uso del montacargas fabricado con algunos bártulos encontrados. Permanecemos todos juntos, estudiando el comportamiento de ciertos animales grabados por un camarógrafo y retransmitidas a través de ondas hasta una pantalla que tenemos instalada. Esta tecnología será clave para levantar la moral del grupo. Vamos masticando los frutos secos que hemos ido encontrando en nuestras pequeñas expediciones. Al escribano le dan los restos, mal asidos en una bolsa y quedan desparramados por el suelo. El pobre no puedo hacer nada para evitarlo.
20:00 pm. El capitán es el primero en cenar, como corresponde a su rango. Poco a poco, el resto de la expedición hace lo propio y van llenando el buche. Algunos están ingiriendo tal cantidad de alimentos que necesitarían mil guerras para equilibrar la balanza energética.
21:30 pm. Retornamos a estar delante de esos rayos catódicos tan persuasivos, mientras intentamos trazar un plan para la batalla que empezará al alba.
Domingo 19.
06:00 am Suena el golpe de corneta. Al italiano le cuesta más alzarse. Le duelen los brazos de gesticular y el pecho de roncar. El Capitán, obviando su condición de primera espada, tuvo que dejar su nido al no parar de escuchar durante toda la noche los ronquidos del italiano.
Mientras estamos tomando la primera vianda del día, las velas que iluminaban toda nuestra estancia se apagan por un vendaval. Eso o el inconsciente de nuestro capitán metió un tenedor en la tostadora y casi se electrocuta. Elijan ustedes lo que más se amolde a su intuición.
Toca ponerse las armaduras. Y de pronto se oye:
-¡Calvo hijo de puta!¡Calvo hijo de puta!
El italiano, sube veloz a las instalaciones superiores mientras grita atosigado y sin respiración porque su vestimenta le aprieta las costillas. El calvohijodeputa solo puede reírse con el resto de integrantes mientras intenta quitar con fórceps, la vestimenta femenina ceñida. El escribano, ni es el estilista, ni tiene culpa de que el italiano no haya leído la etiqueta donde venía explicito que era prenda de dama.
07:15 am. Todos acicalados, nos dirigimos a la batalla. En primera línea encontramos a un miembro de la primera expedición que envió el reino. Enjuto, con barba rala y canosa de varias temporadas, el Sr. José Muros estaba deseoso de atacar a los adversarios (sobre todo en los metros finales). Fue una alegría encontrarlo y se unió a nuestro frente de batalla con ganas de revancha.
08:30 am. Comienza la batalla y los enemigos van cayendo conforme pasa el tiempo. Cada uno libra su propia contienda. A mitad de cruzada, el estilista y el escribano caen con honores. El resto, consigue superar la prueba y vencer a los monstruos. Al final todos los guerreros se unen al lado del Río Grande y celebran eufóricos que han conquistado Híspalis.
Todos no, el 2º contramaestre ha recibido un bufido de insatisfacción del curandero al escuchar lo que ha tardado en acabar con los cuarenta y dos adversarios, y ciento noventa y cinco mapaches. Eso, y que a mitad de contienda iba muy caliente diciendo que los de delante estaban muertos.
13:00 pm. Tras un descanso en las riberas, regresamos magullados a nuestra humilde morada. A frotarse las heridas y lo que haga falta.
14:00 pm. El estilista está revolviendo su alcoba. Ha desaparecido un ungüento capilar de suma importancia. Y mientras buscamos todos, el producto en cuestión, aparece de la nada, por arte de magia subido al montacargas, como si de Aquiles se tratara, envuelto en su túnica blanca, nuestro Capitán con su 02:47. Como queriendo decir… me suda un huevo el ungüento, la ropa y las uñas que se me van a cae por llevar unas sandalias muy pequeñas.
15:00 pm. Estamos todos acicalados (alguno no tanto como quisieran) dispuestos a tomar un poco de carne de mapache entre dos trozos de obleas de trigo, que habrá quien diga que eso es una hamburguesa. El fuma-opio no quiere mapache y ha pedido obleas de maíz con guacamole (que ve con impotencia como otras manos se cruzan en su plato hasta dejarlo vacío), y como no, garbanzos o alguna cosa de la familia de las pocas pezuñas. Algunos disfrutan de zumo de cebada, algo que enerva a nuestro curandero, por lo que lanza unos cuantos oprobios seguido de:
– ¡Sedentarios!
Recuerden que estos señores acababan de batirse con cuarenta y dos adversarios, y ciento noventa y cinco mapaches. Pero a ojos del curandero, son sedentarios de libro.
16:30 pm Saciados, regresamos poco a poco, todavía maltrechos por la batalla, hasta buscar al maestro tostador con mucha paciencia. Todos juntos con distintos brebajes, recordamos la batalla, enseñamos las heridas y reímos por la supervivencia. El capitán regresa a nuestro cuartel. Tiene que preparar su vuelta, y dar noticia del éxito de la batalla. El resto de la expedición permaneceremos en tierras de Híspalis para que no se levanten rebeliones. Vamos haciendo guardias a lo largo de este inexpugnable terreno, visitando juderías y masteodónticos ficus donde subir en caso de contraataques.
19:00 pm Los centinelas notan las piernas con temblores, pero es casi hora de cenar, y de nuevo el médico personal del Senador nos intenta engatusar. La caminata es larga y pesada. Nuestro grumete se vuelve quejicoso y en una subida de temperatura, agarrado a una liana grita en mitad de la noche:
-¡Vamos a la deriva!
La tripulación comienza a usarla como tonadilla mientras la locura se apodera del grumete. Tan perturbado quedó, que el resto de la expedición la realizó con una caja cuadrada de cartón agarrada a su axila.
22:00pm. La noche se cierne sobre nosotros y el cansancio se apodera. El grumete se ha venido arriba después de sus desvaríos y planea expediciones futuras en tierras aún más lejanas. El fumador de opio, que la noche anterior mal durmió el pobre sobre una roca vigilando la estancia del Senador, optó por aprovechar la ausencia del capitán y usar su nicho.
Con la luna en su cenit, el ungüento capilar seguía sin aparecer.
Domingo 20
06:15 am. El tesorero necesita irse a la civilización y buscar financiación. Los excesivos gastos del Senador en Mercadona no estaban previstos. La sorpresa fue que el Senador, también necesitaba volver de imprevisto a la civilización por temas burocráticos.
06:30 am. El segundo contramaestre sigue tocando las pelotas aunque el alba no haya despuntado. Y decide hacer toque de corneta.
El ungüento capilar sigue sin aparecer pero al 2º contramaestre le empiezan a aparecer algunos pelillos que antes no tenía… y no quiero acusar a nadie, que ya lo hace el estilista.
09:30 am. Subimos a la zona más alta de nuestra guarida, donde horas antes, yacía la estancia del Senador. De pronto, una trampa mortal, preparada por tal personaje para cubrirse en caso de ataque, nos deja pegados en el suelo. Y sobre todo al curandero, que intentaba explicarnos con precisión los ejercicios milenarios que sigue a raja tabla del maestro Zen. Prefiero no opinar sobre el desorden y desconcierto que reinaba en ese fumadero de opio.
El ungüento capilar tampoco estaba en esa estancia aunque si encontramos doscientos envases de geles.
10:30 am. Seguimos moviendo los magullados cuerpos, vigilando las zonas de batalla. Cruzamos Río Grande y encontramos un lugar lleno de hermosas viandas. Pero de nuevo el médico particular del Senador nos ha embaucado. Antes de volver a la otra orilla del río, encontramos un nuevo cafetal. La plantación tiene buena pinta, y tostamos y molemos los frutos de este arbusto para degustarlo con fruición.
14:00 pm. Volvemos a comer. A mí me da que más que batallar, aquí hemos venido a comer. Hemos hecho uso de cañas artesanales y hemos pescado nuestra comida. Los hemos frito y nos ha quedado espectacular. El úncio que no ha hecho uso de las cañas de pescar ha sido el médico particular del Senador, que ha comido garbanzos. Luego el cartógrafo ha tenido que hacer gala de su paciencia para llevar al resto de la expedición al lugar acordado para que el italiano se pueda llenar hasta el orto de azúcar.
18:00 pm. Estamos en el puerto, nuestro navío sale en un par de horas. Guardamos a la espera mientras algunos se calientan en exceso viendo velocípedos que son incompatibles con el yesero.
Los guerreros están cansados, pero creo que felices. El grupo ha resistido las tormentas y las guerras, y planean otras expediciones.
El ungüento capilar jamás apareció.