Por Vanesa Ruiz
Y ahí vamos con otra locura más!
Jueves nos ponemos en marcha, mi compañero de fatigas y yo, rumbo al «Infierno cántabro»… Infierno infierno fue… Con una ola de calor que invadía la Península! La salida era viernes a las 23h y la previsión era correr toda la noche ya que por el día no sabíamos que nos depararía la climatología.

En la salida un ambientazo, todo el pueblo volcado en la carrera: ¡un espectáculo! Todos los corredores con bastones y nosotros sin. ¡Con un par de c…! Ya empezaba el calor y la humedad a tope y nos sorprendió una mini tormentilla, que con el calor que teníamos ya, no notábamos que nos caía (¡socorro lo que nos esperaba!) Mucho bosque y mucho subir y bajar, y aunque era de noche, un paisaje espectacular que se confirmó al amanecer. Mucho prado, mucho bosque y muuuuuchos pinchos! Han quedado las piernas y brazos como un mapa.
Llegamos al punto de vida aún de noche. Habíamos casi llegado a mitad de carrera! Superada la noche, sobre las 6 de la mañana empieza a amanecer y el sufrimiento. Un calor infernal, los avituallamientos con agua del tiempo o sea » modo infusión» y en dirección al punto más » peludo» : pico Tambuey de 1260m. Subida 12km por pista pero eterna y una bajada prácticamente vertical. Aquí mi compi hizo patinaje, resbaló e ideal para cargar un poquito más las rodillas, pero dando gracias que el terreno estaba seco porque era peligroso con la lluvia. Aquí ya empecé a encontrarme fatalín… Todo lo que comía, salía, pero conseguía seguir a base de agua y sales . Muchísimo calor que sólo conseguía metiéndome en todos los ríos a remojarme (con bambas incluidas). Sabía que acabaría con ampollas, pero la necesidad de sentir frío tenía prioridad.

Los dos puntos de corte eran muy estrictos y pasado el segundo a 45′, pero una vez pasado el control nos daban 10h para los últimos 30km. En este control no había Vanesa ya. Estaba consumida y pensaba retirarme porque sin comida, el músculo no rinde. Me senté al lado de una fuente a refrescarme, pensando si seguir o no ya que nos quedaban otros dos picos importantes: el Moral y el Toral.

Dura decisión cuando estás al límite, pero lo que hace la cabeza debajo del agua fría y un buen «calippo» de limón! (Teníamos 5€!) Dioses que vidilla nos dio! Mi compi iba bastante bien, o lo disimulaba, pero nos supo a gloria porque el Lorenzo apretaba muchísimo. También es verdad que vino una familia a animarme un montón y a decirme que era una valiente y que sin saber… Iba 3a!

Así que en marcha con el calippo y nuestro cuerpecillo rumbo al Moral y Toral, a cual peor. Si me quejé del Moral…No veas el Toral, en 700m, 200+… Con lluvia y viento y niebla! Muy emocionante, jajaja.
Una vez superado, crestear, bajada técnica y finalizando en pista y los últimos 5km llanos.
Conclusión de la carrera: una y no más 🤣
Contenta por quedar 3a absoluta siendo las mujeres una especie rara en esta carrera: 8 de 250.
Y pensando en el siguiente reto!
