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BACKYARD 2024

por Ángel Cruz

Conocí la modalidad backyard con un video random de youtube, y me llamó la atención, pero ahí se quedó. No fue hasta hace un mes que un compañero de trabajo con el que suelo salir a correr me dijo: “Oye Ángel, ¿has visto esta carrera? Pinta al tipo de locuras que sueles hacer”. Al día siguiente me comentó que iría, que estaba a 5 minutos de casa de sus padres. Y como yo me dejo liar bastante fácil, no le hizo falta mucho para que me apuntase.

La verdad que no preparamos lo más mínimo la carrera, él estaba centrado en la preparación del 10k de la marathon de Palma y yo, en la CDA de la Mallorca by UTMB. Fuimos dejando los días sin comentarlo ni recordarlo ni adaptar lo más mínimo las sesiones que íbamos haciendo, inmersos en pretemporada, tocando zonas de entrenamiento completamente opuestas. Que pedazo error estábamos cometiendo sin saberlo jajaja. Y llegó el día previo a la carrera…  Y llegó el día de arrepentirse de no haberla preparado: “¿Qué demonios cojos, zapato de asfalto, zapato de Trail…? El circuito es mixto sin zonas muy técnicas… Ah, estos de Trail que están destrozados de la marathon de Camí de Cavalls servirán” “¿Y ahora? ¿Qué ropa se lleva a estos sitios? Pues nah, de todo: 3 mudas completas cortas, 2 mudas largas, 2 chaquetas, 1 impermeable, otras zapatillas, toalla, dos gorras, crema anti-rozaduras, vaselina…” En ese momento levanté la cabeza y estaba Claudia, mi mujer, mirándome, con cara de: “Qué demonios… si esto lleva más logística que un triatlón en la otra punta del mundo” Y los más importante, ¡¡la comida!! “Bien, ya tengo una bolsa llena hasta arriba de ropa, voy a llenar otra de toda la porquería que encuentre en el Mercadona, total, ¿qué puede salir mal?” “Pues ya lo tenemos todo, a dormir”.

Despertador a las 5 de la mañana, 90km de coche… mientras voy camino ya vienen las ganas de correr, hasta ayer no había tenido demasiadas. Entre eso y la lesión de tobillo que me hice pre-UTMB… ni siquiera sabía si me levantaría de la cama. Pero bueno, ya que estamos… Voy pensando en como me puede servir lo de hoy de cara a Transgrancanaria: “Vamos a hacer un rodaje largo, al menos 30km, y la semana que viene seguimos entrenando, como si no hubiéramos competido, en fatiga” “Vamos también a probar a meter 90g de HC por hora, ya estábamos en 75g, así que no será muy dramático”

Llegamos al campo de futbol de s’Alqueria, y lo primero que nos sorprende es lo preparada que ha venido la gente. Colchonetas, campers, máquinas de electroestimulación, bolsas, bolsas y bolsas de comida de todos los tipos (y no somos los únicos que llevamos porquería ¡já!, para que después me critiquen). Nos agenciamos dos sitios. Briefing, explican la normativa, el speaker dice que mañana quiera comer en su casa y dan la salida.

Y vaya salida… a los 200m estamos más solos que la una. Tranquilizo al compi, que era su primera carrera larga. Había calculado los tiempos de paso y sabia que al ritmo que íbamos nos iban a sobrar 8 minutos. Nuestra estrategia era simple: Hacer el tiempo más lento que nos permitiera descansar 5-6 minutos por vuelta. Van pasando los metros y en la primera cuesta nos encontramos ya con un chico local, que va a hacer exactamente lo mismo que nosotros. En la siguiente cuesta, la grande que lleva a la ermita, ya cogemos a otra pareja, vemos un tatuaje de una spartathlon y hacemos la coña de que ese es el grupo bueno, que ahí nos quedamos (y vaya si era el grupo bueno, como que ganó la carrera). La verdad, que a esas intensidades, vamos sobradísimos. Llegamos al box con casi más de 8 minutos de descanso, así que decidimos aflojar un poco más.

Las siguientes dos vueltas pasan sin complicaciones, estamos entretenidos, bromeamos (o no tanto) sobre que el objetivo pasaba a ser estrenar los frontales (eran las 11 de la mañana)… disfrutando de la carrera, disfrutando con los otros corredores… Acabamos ambas vueltas sin mayor contratiempo, sin molestias, con sensación de no haber empezado a correr… francamente sorprendidos por lo enteros que estábamos. En la cuarta se empieza a torcer la historia. Nada más salir me doy cuenta que llevo una rozadura en el muslo del tamaño de mi cabeza “mierda, ahora entiendo porque la gente ya lleva 1 cambio de ropa, o 2”. Hablo con el compi y decidimos apretar para llegar con 10-12 minutos sobre el corte, para tener tiempo o bien de ducharnos, o bien de cambiarnos completamente. Adelantamos al chico local, que iba con otra chica, que acabaría siendo la ganadora, adelantamos al hombre del tatuaje de la spartathlon y empezamos a adelantar a gente que no habíamos visto en todo el recorrido “mmm… esto lo pagaremos seguro”. Acabamos +10 sobre el corte, corriendo al vestuario (¡un 10 a la organización por haberlo montado así, disponíamos de todo!) limpieza rápida de la herida, pegote de crema, cambio de ropa y a seguir.

Al empezar la quinta, veo rápidamente que la hemos cagado, que el cambio de ropa lo tendríamos que haber hecho sin apretar, en una vuelta normal. El pulso no baja, sigue sin ser alto, pero a esa intensidad no llegamos a la noche. Hacemos la vuelta ajustando al máximo, sin estar cómodos ni caminando, y ahora sí que sí, estamos más solos que la una. Llegamos pelados a la siguiente vuelta, tenemos que coger corriendo la comida y llevárnosla.

Arranca la sexta mejor, bastante mejor, el pulso baja, no todo lo que debería, pero vamos bien. Y a mitad de la vuelta se acaba de fastidiar la película. Dolor en los tobillos. En ambos, cuando solo tengo tocado uno. Aquí es cuando la backyard te está ya diciendo que no mandas tú, que manda ella, que solo te estaba dejando que te acomodases un poco. Le digo al compi que tire él, que vamos muy justos, aunque le pillo unos kilómetros más adelante. A él también ha venido a verle doña Backyard, y le ha explicado que la próxima vez que vayamos a verla, entrenemos para ello. Llegamos al box, y en un acto de sensatez, decido dejarlo aquí, llevo una maratón encima, 6 horas de carrera, casi +1000 de desnivel. Estoy para llegar a la noche, hemos terminado la vuelta, sin contrar las molestias, genial, toda la comida entra y no molesta… Pero el objetivo sigue siendo la transgrancanaria, una lesión ahora, o una semana de recuperación completa, me destruye la planificación y me manda al garete el objetivo del año. Así que después de 3 estás seguro de la organización, confirmo la retirada y me voy a la grada. El compi dará una vuelta más, que se ha jugado un kebab a que haría 7.

Al acabar, hacemos balance de la experiencia. Íbamos sin muchas expectativas, por que seamos realistas, carrera de pueblo, primera edición, modalidad nueva… podían salir muuuchas cosas mal. Pues nada más lejos de la realidad, lo bordaron. La experiencia ha sido cojonuda, es un tipo de carrera que te permite correr de otra manera, hablar con la gente, tiene componente estratégico, hay buen rollo… El año que viene nos tendrán ahí de nuevo y esta vez, habiendo preparado la carrera conciencia.

Un 10 al que se le ocurrió que el premio para el primero fuera un resolamiento de zapato, creo que me haría buena falta después de la carrera:


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Crónica ULTRAPIRINEU 2024, LO IMPOSIBLE SOLO TARDA UN POCO MÁS

por David Guirao

Allá en 2016 fue la UltraPirineu una de mis primeras carreras de montaña. Invitado por mis amigos Sebas y Xavi para acompañarlos quienes participaban en la distancia Maratón, me convencieron para realizar la modalidad del Km vertical con la excusa de poder disfrutar de kilómetros junto a ellos por la comuna de Bunyola preparando la prueba.

La experiencia fue tan positiva que al año siguiente volví junto a Sebas para participar en la distancia Maratón. Una vez finalizada, ya en meta, mi cabeza no dejaba de admirar y pensar en los corredores de la modalidad ULTRA quienes se enfrentaban a más del doble de kilómetros y desnivel de los que yo había conquistado. Recorrer esa barbaridad me parecía un imposible; pero como suelen decir: “Lo imposible solo tarda un poco más”.

Tras pasar 8 años, con más experiencia y con algún que otro kilometrillo de más en mis patas decidí inscribirme nuevamente a la ULTRAPIRINEU, esta vez en su modalidad ULTRA, distancia reina y que a día de hoy quien me conozca sabe que no tenía otra elección.

La prueba sobre el papel se compone de unos insignificantes 100 kilometrillos con 6.600+, y ya a simple vista observando el perfil de la carrera se pueden apreciar claramente tres kilómetros verticales durante su recorrido, como dato relevante.

Para esta aventurilla mis fieles acompañantes fueron mi Santa mujer y mi hija Martina, al demonio de Tasmania decidimos dejarlo disfrutando de la compañía de los abuelos.
En cuanto a nuestra morada temporal, la elección fue una furgoneta camperizada para poder tenerlo todo más a mano de la salida y meta.

El día de la prueba sonó mi despertador a las 4:00 de la madrugada y tras prepararme el desayuno, poco a poco (cerca de las 4:30) Sandra y Martina fueron abriendo los ojos.

El día nacía frío así que decidí salir con camiseta térmica, cortavientos y gorro, en cuanto al tren inferior mi vestimenta eran mallas compresivas cortas y calcetines largos, teniendo las mallas largas en la mochila al ser éstas material obligatorio.

Una vez en el interior de la zona urbana de Bagà, me despido de las que serán mis asistentes durante la pachanguita que nos ocupa y accedo a la línea de salida dónde ya escucho al bueno de DEPA animar el ambiente.

DEPA ordena apagar luces de Bagà, encender frontales e inicia la cuenta atrás….

Salgo como buen soldado entre los cerca de 1.600 participantes, recorro algunas calles interiores de Bagà y rápidamente me adentro en el primer kilómetro vertical, 10 km con casi 1100+ para llegar al primer avituallamiento, Rebost. La subida es tendida y pese a llevar un ritmo controlado la hago prácticamente corriendo puesto que se trata de una pista sin excesiva dificultad técnica y muy corrible.

A esta primera subida, le sigue una pequeña bajada algo más técnica en la cual tengo que darle potencia a la luz del frontal debido a la oscuridad del día. Tras el descenso inicio una de las partes más duras y más emblemáticas del evento, la subida al NIU DE L’ÀLIGA, 6 km con 1000+ donde la dificultad técnica es muy alta. En esta parte de la prueba se forman grandes tapones entre los corredores que ralentizan el ritmo de mi ascenso al tiempo que salen los primeros rayos del alba.

Los últimos metros antes de coronar Niu es uno de los momentos más espectaculares que he vivido en una carrera. La cima está llena de personas quienes nos forman un estrecho pasillo que nos marca el camino hasta el segundo avituallamiento en lo alto de su refugio.

5 minutos de avituallamiento y al lío, toca bajar y pienso que seguro que gasto menos que subiendo, hasta que en los primeros metros del descenso me percato de la extrema dificultad técnica, la cual me provoca una caída, que parece no tener consecuencias graves pese a casi caer rodando desde 2.500 metros de altura.

Llego a Serrat, 3er avituallamiento, la temperatura ha subido y decido quitarme la camiseta térmica, una vez acabado de avituallarme, lo primero siempre es la comida vaya a ser que “me cube”.

El camino a Cortals no parece de excesiva dificultad, pero transcurridos unos metros me doy cuenta que me he dejado los bastones en el avituallamiento así que toca sumar unos metros extras volviendo a buscarlos.

En el avituallamiento de Cortals me informan que toca otro kilómetro vertical hasta llegar a Prat d’Aguiló. El ascenso hacia éste se me hace muy llevadero, consiguiendo ir dando caza y soltando a varios grupos de corredores.

Una vez en Prat d’Aguiló, las patas llevan casi 50 kilometrillos y soy consciente que en el siguiente avituallamiento me estarán esperando mi equipo de asistencia, Sandra y Martina, así que es una dosis de motivación.

Adentrándome en Gósol voy fuerte, consiguiendo llegar antes del tiempo previsto según el seguimiento de carrera, motivo por el cual mi asistencia tarda unos minutillos en llegar. Km 61, y unas 10-11 horas de carrera así que decido tomarme el avituallamiento con calma y disfrutar de varios trozos de llonganissa catalana, junto a un buen trozo de “pa amb tomaca” y jamón serrano.

Inicio nuevamente la carrera, las piernas pican pero responden y los corredores más experimentados me advierten que el camino a Estasen no es fácil, que no me confíe, que antes de la llegada al siguiente avituallamiento se presenta una rampa peligrosa al ser muy resbaladiza.

De Estasen a Gresolet es una bajada técnica de unos 4 km, cojo grupo y me toca tirar, les invito a pasarme y nadie acepta mi invitación. Tras varios sustos con motivo de la tecnicidad del terreno, llegamos a Gresolet, me pongo el frontal debido a que empieza a anochecer y toca una de las últimas tres subidas.

Con calma y un ritmo constante realizo la ascensión. Es durante el descenso donde me veo obligado a activar la luz frontal debido a que la noche se acerca cada vez más, y que en el interior del bosque apenas se ve.

La llegada al refugio de Vents es precedida por un control de material, es completamente de noche, repongo algo y decido salir, pero antes tengo que pedir ayuda a uno de los múltiples voluntarios para coger de mi mochila el cortavientos puesto que empiezo a temblar de frío.

Cortavientos, buff y gorro y para arriba. Inicio la subida a Sant Jordi, 4 km con casi 700+, que en apenas un kilómetro me quita la tontería del frío. Este tramo está marcado por los pasos atravesando riachuelos que hace que me empape de agua los pies cuando llevo en las patas cerca de 90 km.

Una vez arriba, km 88, consigo tener cobertura, llamo a Sandra y le digo que me quedan 12 km, que tardaré entre 1h30 y 2h.

Tras la última subida empieza la bajada que terminará en meta y noto que las patas me permiten correr. Tras verme obligado a soltar a un grupo de corredores que bajan como balas mi ritmo es muy bueno pero mi nivel bajando es pésimo; reconocer que bajar no es mi fuerte es ser honesto.

Los últimos kms los recorro con un participante quién me dice que lo suelte si quiero que él está hasta los cojo..es de correr, y que si le doy un poco de caña bajaré de las 18 horas, yo le respondo irónicamente que a mí las patas no me duelen y que seguiría corriendo toda la noche.

Aprieto y paso en solitario el último control que indica que estoy a un km de meta, corro sin parar, la gente empieza a aparecer y a animarme. Empiezo a escuchar nuevamente al bueno de DEPA y a la música, veo vallas que inician la entrada a meta y junto a ellas a Sandra y a Martina.

Martina empieza a correr junto a mi para acabar los últimos metros a mi lado como en aquel 2017 que entró sobre mis brazos.

17 horas y 50 minutos de disfrute, donde sufrí más bajando que subiendo, donde hice una carrera muy controlada en la cual no hubo ni pájaras ni pajarotes pero sí mucho dolor de patas.

Y como no, gracias a mi club; a mis compañeros de fatigas con los cuales durante estos meses no he podido compartir tantos entrenos; a mis amigos y compañeros que me estuvieron apoyando y como no a mi SANTA SANDRA y a mi hija MARTINA por convertirse en finisher de esta Ultrapirineu junto a mi.

8 años han pasado para llegar a formar parte de ese grupo de personas que admiraba. Ese momento en el que pensaba que jamás pudiese convertirme en un atleta de ultradistancia…


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Ironman Hamburgo 2024

Por Juancar

Un mes después de haber conseguido mi sueño, soy capaz de sentarme y poder contar mi historia, mi punto de vista y toda mi situación, en un camino a Hamburgo lleno de baches que he podido superar y me han ayudado, no sé si para bien o para mal, pero creo desde mi punto de vista, me han hecho más fuerte para conseguir el objetivo propuesto.

En la grupeta del club, siempre estaba la broma de ir a hacer el Ironman de Hamburgo, ya que, no soy un gran escalador y me siento muy cómodo llaneando, y consideraba que llegaría mejor a la carrera a pie, después de acabar la prueba 140.6 de Alcudia, de manera atropellada…

Y como dice el refrán, entre broma y broma la verdad se asoma…. Y se asomó. Tomeu Cirer, tercero en discordia en esta historia habló con Víctor Sánchez para decirle que él iría a Hamburgo. Poco necesita Víctor para calentarse, pero menos necesito yo para hacer una locura de este tipo que motiva a cualquier triatleta. El 18/7/2023, con 650 euros menos, ya estábamos metidos en una aventura que pintaba brutal y donde se iban a compartir muchos días de entrenos y locuras.

Dos semanas después venía el primer cambio, “trastocando un poco los planes”, pero sin duda era una gran noticia. Me enteraba que la familia crecía, que iba a ser papá por segunda vez, y que mi mujer saldría de cuentas 2 meses antes del Ironman. Eso quería decir que estando en semanas específicas y de más carga, me tocaría dormir poco, perder algún día de entrenamiento, y bueno, ajustar y reajustar varios días. Los que sois padres, ya sabéis lo que es el nacimiento de un hijo los primeros meses… pero bueno con la paternidad, tenía 16 semanas para estar en casa y tiempo disponible.

Todo iba sobre ruedas, la verdad, aumentando el volumen como toca, acumulando muchas horas de bici y tiradas largas con mucho tiempo de antelación, para cuando llegara el momento de apretar, estar mejor que nunca… hasta el 8-9 de marzo. Momento de entrar en esas últimas 12 semanas, parecía que llegábamos mejor que nunca al único dorsal que me podía poner antes de Hamburgo, que era la media maratón de Palma, ya que después nacería mi hijo Jan, y no podía comprometerme con nada, hasta la prueba.

Pues bien, el 8 o 9 de marzo, no recuerdo con exactitud, pero ese fin de semana, me levanto en mal estado, y pensando que tenía un constipado normal, sigo mi vida, incluso intento salir a correr y cumplir con el entrenamiento (cosa que no recomiendo), pero habíamos quedado varios miembros del club y me apetecía compartir con ellos un buen rato, pero la realidad fue, que no estaba bien, que las pulsaciones muy elevadas, el cuerpo no respondía, y me tuve que parar en seco porque me estaba ahogando. Finalmente decidí acudir al médico de urgencias y me dijeron que tenía una bronquitis (nunca antes había tenido una), pues esta bronquitis no solo me dejó tocado 2 semanas, no, sino que perdí prácticamente todo lo que había conseguido meses atrás, y encima impotente porque no podía salir a entrenar, ni nada. Al final es un deporte de resistencia en el que cualquier disciplina, necesita de un trabajo pulmonar, y en todos los deportes me encontraba mal, me ahogaba, pulsaciones disparadas prácticamente andando y muy fatigoso.

Cerca de dos semanas después y casi sin entrenar, decidí plantarme en la media maratón y probar suerte. Al final estaba pagado y podía correr aún sin encontrarme ni al 70%. Es más, los compañeros dudaban que pudiera acabar, pero bueno, cogí un ritmo “tranquilo” puse el cuerpo al límite y conseguí acabar. Una medalla más para mi hija, ya que a ella le encanta acumular medallas del papi, como siempre he dicho!

Empieza la pesadilla…y lo más bonito.

27 de marzo a 2 semanas de cumplir, la noche antes de empezar las vacaciones de semana santa, mi mujer de 9 meses, no se encuentra bien, decidimos ir a urgencias, y nos dejan ingresados ☹. Obviamente, no me separo de ella, y pasamos varios días ingresados y el último día de ingreso…PUM, rompe aguas, y nos quedamos unos días más, JAN decide venir al mundo ☺ .

Bueno, seguimos con la preparación, después de otra semana y pico parado, vuelvo a arrancar, me queda nada para el Ironman, y no salgo de una y me meto en otra, espero que venga la calma, aún me quedan 2 meses y lo podemos salvar.

Pero no más lejos de la realidad, lo peor estaba por llegar, esto parece una película, pero es la realidad. Ingresamos a Jan, con 24 días, en la UCI. Siete días de incertidumbre y locura. No importa entrar en detalles, creo que cualquier padre que se pueda imaginar con un bebé a punto de morir, sabe lo que se puede pasar: angustia, desesperación, incertidumbre, no dormir nada, mal estar….

Lo único importante, es que estoy escribiendo esta crónica y él está haciendo la siesta y lo tengo conmigo, mejor que nunca y creciendo con salud y sano, igual que su hermana.

Ahora sí, en mal estado físico (no recuerdo cuánto hacía que no me veía tan pasado de peso, nervios, dormir poco, miedo en el cuerpo por el pequeño Jan, sin saber si en cualquier momento puede volver a pasarle algo),  seguimos preparando la prueba.

No os voy a engañar, lo más lógico y coherente, era no acudir; es más ya había hablado con mi entrenador para no ir, pero tras una charla con mi mujer, y después de tener gastados cerca de 1000 euros entre prueba y avión, no era plan no acudir; es más, si no iba, perdía todo, y quizás no volvería a tener la oportunidad de plantarme en un Ironman así, tan bien acompañado y preparándolo con un amigo.

Me quedaban 4 semanas, y salvé entrenos acumulativos, salvé algunos entrenos de calidad y perdí alguno que otro más, ya que, no es fácil con un bebé. Pero nos plantamos en la semana de competición, con convicción y sabiendo que a pesar de no llegar en mi mejor momento, iba a disfrutar, y que era capaz de acabar. La vida, ya me había puesto en lo peor, y yo decidí ir a Alemania a acabar; y sonreír en cada momento (a pesar de la dureza) ya que mi hijo y mi familia, estaban bien.

Parece mentira, pero aún me quedaba aguantar algún mazazo psicológico…

El día antes de coger el avión a eso de las 21:00-21:30 de la noche, mi amigo, compañero, atleta, pupilo, caballo, llamadlo como queráis, después de todo lo que había invertido en tiempo, dinero, un montón de entrenos solo cuando yo no podía acompañarlo, todo lo que había sufrido… se puso enfermo y me sacudió la cabeza. Preocupado por su estado, esa noche dormí solo 2h, y finalmente Víctor no pudo volar y venir conmigo, una situación muy difícil de asimilar, y digerir durante todo el viaje, durante la prueba, y post prueba. A día de hoy, mientras escribo estas palabras, me cae alguna lágrima, porque soy muy consciente de todo lo que hemos pasado juntos y vivido, y la ilusión diaria que poníamos. Lo siento, soy demasiado sentimental.

Llegamos a Alemania, y sabiendo que Tomeu Cirer, amigo de Víctor con el que habíamos coincidido en algunas tiradas largas, gran deportista y mejor persona, era mi único apoyo en la prueba, pero un gran apoyo en todos los sentidos, ya que ha hecho varios Ironman, conoce la marca, y la distancia a la perfección, y además estábamos en el mismo hotel y podíamos compartir momentos. Al final, tener a alguien cerca, siempre ayuda. Gran sorpresa, fue conocer a Toni Perez, Jaume Florit, Marc Covas, y la mujer de Marc. Al final hicimos un buen grupito, y nos apoyamos todos, y fue un gran fin de semana.

La prueba era el domingo, y el viernes noche. Durante la cena, mi mujer me llama, me dice que se va a urgencias con el pequeño Jan….¡Wow! Explosiono, pulsaciones a mil, nervios, y mi cabeza empezó a pensar, qué narices hago en Alemania a miles de kilómetros, si le pasaba algo a mi hijo….

Susto, sale del hospital dos horas después, parece que se acaba el susto e intento dormir…

4h de la mañana del día 1 de junio…26h antes de la prueba, mi mujer me vuelve a llamar diciéndome que vuelve a estar en urgencias y que no saben si se queda ingresado. ¡Pffff… ¡Se acabó el Ironman! Empiezo a mirar vuelos, llorar sin parar, nervios, no podía meter la bici en ningún vuelo, pero al final entre ella y la familia me intentan calmar, y quedo a la espera de la confirmación, si se queda ingresado o no. Yo mientras tanto encuentro una solución.

Me levanto, sin desayunar, no tengo hambre, le cuento lo sucedido a los compañeros, y me muestran su apoyo, y que cualquier cosa obviamente me ayudarán.

Sorpresa, ¿otra? La rueda de la bici… completamente vacía. Jajajaja ¡esto es imposible! ¡esta prueba no es para mí, joder! Mejor si me quedo en el hotel sin moverme….

Finalmente, inflo la rueda y podemos hacer un pequeño reconocimiento del circuito, y parece que la rueda aguanta, la comprobaré más tarde para verificar…

12h del mediodía del sábado, mi mujer me llama, salen del hospital y se van para casa. Ahora sí, parece que salvo sorpresa, estaré en la línea de salida.

No nos engañemos, lloré como un bebe recién nacido. Estaba a menos de 24 h y llegar a este día contra todo pronóstico era casi imposible. Mi única promesa a mí mismo, a mi familia, amigos, era disfrutar de cada segundo. No me podía permitir el lujo de sufrir, o no disfrutarlo.

DÍA X

Suena el despertador. Son las 4 de la mañana. No cambio ni una coma de todo lo preparado o trabajado en los días de entrenos de larga duración. Desayuno pan con mermelada de fresa, café y plátano. No es día de experimentos. Me levanto con buenas sensaciones y con muchas ganas, convencido, sé que lo voy a bordar.

Llego a la salida. Nada nuevo, un lago lleno de mierda, que no se ve nada. Que poco me gusta nadar sin ver nada. ¡Vamos, que no me metería si no hubieran 3000 personas más, jajajaja.

Natación: un trámite, apenas he entrenado la natación. Entre todo lo sucedido y mi hombro lesionado (cosa que no he contado), me doy por satisfecho con cualquier marca. Tengo la suerte de que nado bien. Sin entrenar, 4000m – 1:11:43 (creo que me salió algunos metros de más). Llego a la transición con calma, decido ponerme la ropa ciclista. Quiero ir cómodo, poder llevar muchísimos geles (cosa que les encanta a mis amigos), y sobretodo verme lo mejor posible en las fotos, que el tritraje me queda embutido y ¡parezco la pantera rosa, jajaja! Además no caben doscientos geles. Me lo tomo con tanta calma que me dejo 10 minutillos de nada (para un Ironman) en la transición.

Ciclismo: Sabíamos que tenía que controlar mucho para no pagarlo en la carrera a pie. Me dediqué a controlar los watios; ¡pero coño!, en el km 30 me doy cuenta que voy pasadísimo de watios y de velocidad. Me da por mirarme el pulso y voy en 163… Empiezo a pensar, y me dedico a bajar el ritmo y controlarme, si no moriré y no voy a disfrutar. Bajo ritmo, bajo pulsaciones, y empiezo a disfrutar cada momento. Sabía que se haría largo, ya que es un circuito muy llano y rodador. Me quedé muy solo, y me tocó remar. Me pasaban aviones y yo sabía que estaba en mis watios y no podía permitirme seguirlos, por lo que me dediqué a saludar a la gente que animaba, posar en las fotos y pensar en mi hijo; y sin duda, cuando peor lo pasé, me acordé de Víctor, cuando peor lo pasaba en las salidas largas, él se ponía delante y me cortaba el viento. Sin duda alguna, Víctor y Jan, me hicieron ese circuito de bici mucho más fácil. Últimos kilómetros, sabía que si llegaba sub 7h, tenía opción real de bajar de las 11horas. ¡Qué barbaridad! Si no he entrenado… aún así contento. Bici rápida 33.80km/h en 5:14:51 horas. Muy, muy contento, y muy entero para correr la maratón.

La transición con más calma aún. Me visto de corredor: pantalones cómodos, camiseta de tirantes del club, gorra blanca (por eso del calor) y gafas. Diez minutillos de nada perdidos más. 

Maratón: Mi gran reto, mi único objetivo era no caminar y lo conseguí. Arranqué por sensaciones, mirando el pulso, controlando el cuerpo. Ya me conozco, quizás salí algo más rápido de lo previsto, pero mi cuerpo respondía y me sentía muy bien y muy fuerte, me había guardado y controlado en la bici.

Mi plan inicial era salir a 5:30 el km. Es un Ironman, llevaba 7 h encima, pero salí a 4:40 los dos primeros kilómetros. Me doy cuenta que voy pasado y regulo. A 4:50 voy cómodo. Mantengo. Solo pensaba en mi hijo y no petar. Avanzan los kilómetros y no me siento cansado, solo me dedico a disfrutar, reír, incluso llegué a bailar con un grupo grande de personas haciendo botellón en un parque. Llego al km 14, y me doy cuenta que no me he tomado el gel del km 9. Vamos mal, se asoma la petada, pero me invento, tomarme dos geles en dos kilómetros y creo que compenso, no me pasa factura, de momento.

Km 21 (media maratón), sub 5’ el km. Voy fresco, voy bien, pulso controlado y buen ritmo, seguimos adelantando a gente y disfrutando. A partir del km 23-24 empiezo a notar que el pulso me sube, decido controlar y obsesionarme con el pulso para no pasarlo mal (no lo había trabajado antes) pero me sale de lujo. Voy bajando el ritmo, pero me mantengo firme en todo momento, y sobretodo, no encuentro el muro, no encuentro mal estar, y sigo corriendo, SIN CAMINAR, hasta que en el km 38… no me para el cansancio, pero si la barriga. Me tengo que parar al baño y pierdo doce minutos. Al salir del baño, me encuentro débil, escalofríos, falta de fuerza, pero oye, que me quedan 4 km, media vuelta y se acabó, me mantengo corriendo sin parar, sub 6’km y sufriendo, ahora sí.

Veo la línea de meta, veo una campana, la toco, que bonita es la línea de meta, que bonita la campana, cuánta gente, después de tocar la campana, solo me queda caminar, pero no por fuerzas, sino porque quería saborear esa meta, el sufrimiento de todos estos meses, el haber cumplido, haber disfrutado, haber llorado antes y durante la prueba, mirar al cielo, y dar gracias, acordarme de mi familia, amigos, de todos los que me han acompañado y apoyado cada día. ¡Qué experiencia, qué bonito, y qué felicidad!

No sé si algún día podré volver a preparar un Ironman, pero sin duda, quiero volver. Creo que me gusta demasiado este deporte y esta distancia como para no volver.

Una aventura de este tipo, requiere mucho entrenamiento, dejar de lado muchas horas a tu familia, mucho sacrificio, dolor de patas, conocerse a sí mismo, entrenar solo muchos días, incluso cuando las ganas no están ahí, pero sin duda, ¡es de las mejores experiencias de mi vida!

Sin duda alguna, quiero agradecer a día de hoy, a mi mujer, el haberme apoyado a ir a Hamburgo, no es fácil todo lo que hemos pasado, y aún así ha estado hasta el último día apoyándome, y si no llega a ser por ella, no cojo ese avión, porque no me veía con fuerzas. Gracias a todos los compañeros de club que han compartido conmigo algún entreno, ellos me han hecho mejor y me han ayudado. Gracias a todos mis amigos, que han estado apoyándome en cada momento, sin duda al caballo Víctor, por cada día de esfuerzo, por su llamada post carrera llorando. No lo olvidaré nunca, pero tú me has dado fuerzas y esto también es tuyo, no lo dudes nunca. También las lágrimas de una madre, un padre y una hermana que al saber que su hijo, hermano ha acabado la prueba no pueden parar de llorar, después de todo lo que hemos sufrido estos meses. Gracias, gracias de corazón a todos, me tomó unos meses de calma, pero seguro volveré.


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ALPS MAN 2024

por Manolo MB

Comienzo esta Crónica poniendo todo ligeramente en Contexto:

Desde muy pequeño el deporte ha formado parte de mi vida pero, desde que empecé en este “mundillo” de carreras populares, acuatlones, triatlones hace ya más de 10 años vi en el deporte un perfecto “altavoz” para transmitir y contar al mundo lo que Yes With Cáncer estaba consiguiendo con Pacientes Oncológicos a través de la práctica del ejercicio físico; por lo que decidí de esta manera, aportar mi granito de arena a una causa tan importante.

En el 2016 me estrené en la Larga Distancia y en este 2024 he tenido la suerte y la posibilidad de realizar y finalizar mi 10º triatlón distancia Ironman. Desde el 1° hasta el 10° lo he tenido muy claro, mi premisa sería SIEMPRE la de dar la máxima visibilidad a Yes With Cáncer.

Para esta Décima prueba distancia Ironman deseaba una que fuera especial, de esas que se quedan grabadas para siempre en la cabeza y en el corazón; por eso volví a una prueba Extrema (ya llevamos 3) y realmente espectacular: ALPS MAN fue la elegida, una de las pruebas TOP en Francia.

Características de la prueba distancia IRONMAN EXTREMO:

-3.800m Natación en el impresionante y precioso lago Annecy saltando desde un barco a las 5:30 am en aguas cristalinas y fresquitas frente a un imponente castillo.

-180km de puro y duro ciclismo por los espectaculares Alpes franceses con +4.000m. Subidas exigentes e interminables y bajadas rapidísimas, pocos llanos y eso sí, unos paisajes preciosos.

– 42Km de la maratón, una carrera a pie con 2 posibles Finales:

●Top Finisher: 3 vueltas de 8.4 km por el precioso lago y parte de la ciudad. Si llegas a tiempo de tocar la campana antes de las 17h:30 de la tarde, es decir, antes de la 12h de prueba, puedes finalizar los últimos 16Km con 1.300D+ subiendo el monte Semnoz, es decir una brutal trail vertical.

●Finisher Lake: 5 vueltas de 8.4 km al Lago con +/- 25D + por vuelta.

Como os podréis imaginar, mi sueño, mi objetivo, era evidentemente, ser TOP FINISHER quería llegar a lo más alto para poder mostrar nuestra bandera YWC. Una imagen que no he dejado de soñar e imaginarme cada día desde que decidí apuntarme a esta prueba, en cada uno de los largos y duros entrenos, llegando incluso a llorar de emoción en ellos imaginándome cruzando esa meta en lo más alto.

Creo que esa es la mejor manera de afrontar cualquier cosa que uno se proponga: esforzándose al máximo, visualizando como lo consigues, creértelo y confiar al 100% en uno mismo y en todo el trabajo realizado.

Después de un largo viaje de unos 500 km,  llegamos al lago Annecy en St. Joroiz. Nos familiarizamos con la zona. Laura y yo estuvimos en un camping súper bonito y tranquilo, con acceso directo a 5 minutos andando a todo el lio de la  prueba. Al día siguiente reconocimiento de circuitos, activación, y el viernes ya la recogida de dorsales.

El ambiente es espectacular y el lugar es de los más bonitos donde he tenido la suerte de realizar una prueba.

Esto ya no tiene freno, es la hora de la recogida de dorsales. El mío es el n°141, cajas de transición, bolsas de avituallamientos personales, bolsas personales…  Buufff este tipo de pruebas requiere tenerlo todo muy claro, ellos, los franceses, lo tienen de por mano, pero para un mallorquín es algo más complicado, nada que ver con una prueba de larga distancia «convencional». La organización, que por cierto es bastante compleja, es muy buena, nada que envidiar a las grandes franquicias. Lo tienen todo muy controlado y sinceramente, algo que siempre preocupa cuando sales a competir fuera, el tema del idioma no es un gran problema, cuando uno quiere hacerse entender y el otro quiere entender el resultado suele ser positivo.

13:30h Comiendo y bici preparada con sus pegatinas.

16:30 Check-Bike dejo la bici en su puesto bien tapadita porque se espera que llueva por la noche.

18:30 al Briefing. Nos explican todo el “embolado”. Estos franceses no van de bromas con el tema de los jueces. Nada drafting, ni recortes en los recorridos (llegué a ver 4 avisos delante mía por parte de los jueces). Luego 4 comentarios lógicos sobre dudas de la prueba, 4 risas  y Pasta Party. Laura y yo nos fuimos a cenar a la Camper.A las 20:30 cenando y prácticamente todo preparado faltan 4 detalles y listo. Mientras tanto sigo dando vueltas a mi cabeza de cómo voy a ir vestido para la prueba, no sabía si nadar en bañador y luego, en T-1, cambiarme a ropa de ciclismo y T-2 a ropa de correr o no cambiarme; es decir, nadar con el tritraje y solo ponerme maillot y chaleco para la bici. No soy el más rápido en transiciones y quería perder el menor tiempo posible, así que finalmente después de pensarlo mucho decido ir con el tritraje; eso sí, lo haría con él bajado a la cintura para nadar mucho más cómodo y luego me lo subiría y colocaría la ropa de ciclismo para la bici.

Metido en la cama a las 22:30 para intentar dormir, pero era consciente que me sería imposible. Mi cabeza no dejaba de repasar todo: alimentación, ropa, tiempos… creo que conseguí dormirme pasadas las 12 de la noche y el despertador sonaba a las 2:30am. Esta es una de las partes más duras de la prueba.

¡¡¡DESPIERTOS!!! Desayunamos, cogemos todos los bártulos y al lío.

3:30am Apertura de boxes. Me encuentro con Joan Damià para dejar todo, cajas de transiciones, en T-1 y T-2 también las bolsas especiales en cada uno de sus puntos y nos vamos al embarcadero a ponernos el Neopreno y a que nos recojan en Barco para llevarnos a la salida. Los nervios son evidentes en los 2 e incluso en nuestras respectivas pareja, pero son esos nervios que en el fondo… ¡¡nos encantan!!

4:15am Ya estamos en el embarcadero y “enfundados” con el neopreno.

El Barco Grande el «LIBÉLULA» ya está lleno por lo que nos subimos en el segundo Barco a las 4:30am, al momento llega otro tercero para coger así a todos los participantes (507). Nos llevan a la salida de la natación que es en medio del lago, frente a un increíble castillo. Son las 5:10am y ya veo participantes saltando al lago, estos se van hacia un palo de esos de fondeo.

Más tarde me explican el porqué de esa tan curiosa acción, por lo que se ve los veteranos saltan de los primeros para pillar ese palo y tocar tierra, ahí el agua les llega por las cintura y así no están tanto tiempo dentro del agua. La imagen era realmente curiosa y a la vez espectacular, una de las más características de la prueba.

Pero aún así… Joder!!! todavía faltan 20min, el agua no está helada pero si fresquita unos 16°- 17° y sinceramente 20′ esperando en el agua para mí son demasiados. Desde nuestro barco también empiezan a saltar por suerte y sin hacerlo adrede nos habíamos colocado de los últimos por lo que apuramos los minutos antes de saltar del barco.

Ese salto que tantas veces me había imaginado….

Estaba allí. Yo estaba allí en el barco frente a un inmenso castillo en medio del lago. Era mi prueba, la que tantas ganas tenía de hacer, solo me queda lucharla hasta el final y disfrutarla al 100%. Me lo repetía una y otra vez antes de saltar mientras le daba las gracias a Dios por darme la oportunidad de estar ahí, solo le pedía que me protegiera de cualquier accidente, lo demás era cosa mía.

Todavía era de noche 5:20 am cierro los ojos, me santiguo 3 veces más y salto del barco al lago, aguantaba bien el agua fresquita, le doy la mano a Joan Damià y le deseo toda la suerte del mundo y que también disfrute al máximo.

5:30am apunto de amanecer. Suenan gritos y la bocina.

¡¡¡SALIMOS!!!

Realmente ESPECTACULAR sin duda la mejor salida de natación que he vivido. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de nadar en una prueba. Un agua fría, limpia y cristalina que daban ganas de bebérsela. Era impresionante. Nadamos siguiendo un recorrido en forma de «L» de boyas amarillas con luz roja hasta llegar a «La Playa». El agua está fría (16º-17º), pero sinceramente bajo mi asombro lo puedo aguantar perfectamente, incluso estoy muy a gusto. Es un frio diferente no sabría explicarlo. Complete los 3.800 [3.950 en mi reloj] sobre lo previsto 1h:15′ y con muy buenas sensaciones.

En la transición  me subo el tritraje (nadé con él bajado para tener más libertad de hombros), debido a mis problemas con el frio, me coloco unas bolsitas de calor instantáneo en los bolsillos lateras del tritraje para entrar rápidamente en calor, me pongo el maillot de Bici para meterme más comida, guantes, chaleco y braga para el frío y el viento. De portadorsal llevo, como siempre en estas pruebas de larga distancia, un cinturón de Trail con compartimentos que es más práctico para meter más comida o cualquier otra necesidad.

El cielo está bastante tapado, tiene pinta de que lloverá. Pillo mi bici y salgo con todo a punto para dar guerra en un sector que me da la sensación será más duro de lo imaginado.

El recorrido de bici es brutal, y aunque me hacia una idea ya, que en 2019 realicé otra prueba similar también en Francia pero por los Pirineos (ALTRIMAN), en esta volví a alucinar. Es complicado poder entrenarlo al 100% en nuestra isla, salvo que seas muy bueno en bici y subiendo puertos, pero sinceramente nunca me había encontrado mejor en bici lo que me daba mucha confianza para afrontar este duro y exigente recorrido.

Nada más salir de la transición ya empiezan las primeras gotas. No llovía muy fuerte pero no dejó de llover prácticamente durante todo el sector. Empieza la 1ª subida que realmente son 3 entrelazadas: dos puertos «pequeños» de unos 6 km y luego subir Semnoz 16 Km muy bestia!!! Estuve casi las 2horas que habíamos previsto.

Yo hacía todo lo que podía pero ya en las primeras subidas me di cuenta que no me iría tan bien como en los entrenos. Subía bien sin demasiados problemas pero no como había entrenado, es decir, me era imposible mantener la potencia que habíamos planteado para realizar una bici con garantías de éxito. El frío, la lluvia y algo de tráfico no ayudaban.

Aaaaaah!!! sí, sí, por cierto estas pruebas en Francia se suelen realizar a tráfico abierto/controlado. Es verdad que no hay mucho, pero algo si te encuentras, como por ejemplo 3 tractores y con la carretera mojada, lloviendo y bajadas muy rápidas había que extremar las precauciones.

Yo iba mirando mi reloj y las cuentas no me salían, por mi cabeza solo pasaba finalizar en 8 horas si quería tener posibilidades de correr para tocar la campana en tiempo, y la verdad, lo veía complicado. Así que tomé 2 decisiones: la primera fue dejar de obsesionarme con los tiempos, y la segunda tanto en las bajadas como en los pocos llanos que había iría lo más rápido posible, y si llegaba en tiempo bien, y si no, correría la maratón con las 5 vueltas por el Lago y punto; pero no quería dejar de intentarlo hasta el final, no me lo perdonaría Nunca.

He de decir que alucinaba de como subía esa gente. Cualquiera me pasaba de una manera increíble, y en las bajadas iban a muerte y sin miedo, algunos me adelantaban en plenas curvas cerradas a una velocidad brutal.

Llego al Km 105 en tiempo y entro en el avituallamiento personal para coger mis nuevos bidones cargados (no estuve más de 1min.) y continúo  con el nuevo planteamiento….

Esta nueva estrategia me va bastante bien. La 2ª vuelta ya no tenía esa subida tan larga de 3 puertos, así que los tiempos, poco a poco, parecía que se estaban ajustado a lo previsto.

Realizo otra mini parada para avituallamiento personal en el km 165, y me tomo una botella de isotónico que tengo preparada. Salgo a toda prisa (en esta parada tampoco estuve más de 1min.) y afronto la parte final a «muerte».

Me esforcé al máximo en los últimos puertos, apreté dientes bajando y a fuego en los últimos kilómetros, para llegar finalmente a T-2 en 8h y 4 min. +/- según lo previsto.

No lo voy a negar me dio un subidón importante y una gran satisfacción. Por ahora el planning estaba saliendo, así que tocaba seguir con lo planeado, correr las 3 vueltas al lago entre 4’50 y 5’/km para tocar la campana “tranquilamente”. Era consciente que llevaba un pequeño margen de tiempo por las transiciones; aún así salí según lo previsto, me encontraba bastante bien de piernas. La transición correcta. El recorrido sin ser de los fáciles es bastante ameno y entretenido, combina zonas de tierra por el lago y asfalto por la zona de la ciudad con algún que otro «repechito» y en general muy animado sobre todo en la zona del lago. Los avituallamientos parecen un buffet de hotel, hay de todo, aunque yo lo único que cojo es algo de fruta y agua.

Estaba muy motivado y animado pero a los 4 kilómetros tuve que parar para ir al wc perdiendo unos de 10min. Demasiados lo sé, pero quería quedarme bien, es decir, no tener que parar más. Continué corriendo y pillando otra vez ritmo, me seguía encontrando muy bien. Sinceramente pensé que con esa parada mis necesidades ya estarían resueltas pero no fue así. En la 2ª vuelta baje un puntito el ritmo y para mi sorpresa tuve que volver a parar para ir al servicio otros 8’. Esto no entraba en mis planes y me complicaba llegar a tiempo para tocar la campana. Efectivamente al finalizar esa 2ª vuelta y empezar la 3ª los gritos de Laura y Sara (la Speaker) me lo dejaron muy claro:

¡Vamos Manolo, dale caña solo te quedan 45′ para la campana! 

Mi cabeza hizo las cuentas rápidamente 8.4k y unos 45′. «Manolo lo vas a hacer, solo que no te puedes permitir ningún error, ni ningún imprevisto», me dije a mi mismo durante cada kilómetro, y gracias a Dios así fue: realicé esa 3ª vuelta en 41’03” a 4’53” (como lo habíamos planteado y como me hubieran salido +/- las 2 anteriores sin las puñeteras paradas:

1ª Vuelta en 47′ 20″ 

2ª Vuelta en 49′ 47″

3ª Vueltas en 41’03”

Al final 25.4km y unos 75D+.          

Sinceramente, me dio mucha rabia esas paradas al wc. Me encontraba muy bien corriendo, creo que mejor que nunca, pero la necesidad era fisiológica y no me quedo más remedio que parar.

Ya estoy llegando a la campana. Laura va corriendo conmigo diciéndome «Vamos que entras, que entras, ya la tienes» Sara también me grita: «Vamos Manolo que estas dentro». Toqué la campana a falta de unos 3min. con lágrimas en los ojos, abrazo la campana y le doy un beso…

¡¡¡Siiiiii!!! ¡¡¡Conseguido!!! tenemos la oportunidad de finalizar los últimos 16 Km subiendo el monte Semnoz. De los 507 participantes solo lo hemos conseguido 245, el resto siguen la maratón en el lago.

En ese momento no puedo estar más contento, hemos cumplido otro de los objetivos primordiales para conseguir el deseado objetivo final, disfruto ese momentazo durante unos minutos mientras voy al avituallamiento personal. Puedo asegurar que si hubiera tenido que finalizar la Maratón con 2 vueltas más al lago tendría que haber “reseteado” mi cabeza porque no estaba preparada para ello, mi cabeza solo pensaba en subir a Semnoz, y esas 3 vueltas sobre todo la última fue muy exigente a nivel físico pero sobre todo a nivel mental.

Es Realmente paradójico lo de sufrir para tocar una campana en tiempo y llorar de alegría por el hecho de poder continuar la prueba de una manera aún más dura (complicado de entender, lo sé).

* He de decir que mucha gente se pensaba que tocar la campana era ya el final de la prueba.

Pues…. de esta manera afrontaba estos últimos 16Km y 1.300 D+ muy emocionado y con muchísima ganas de esta parte final de la prueba que tanto desea el que se apunta a esta prueba.

Pasé a recoger mi mochila de trail, bebí y comí algo, me cambie de calcetines y comencé el ascenso hacia Semnoz. La verdad que la mayoría por no decir todos, lo hacían andando desde el Inicio, hay que tener en cuenta que entre a 3′ del corte, es decir de los últimos, pero mi orgullo y cabezonería no consentían que realizara esos 16km andando. Me quedaban fuerzas y las iba a fundir, así que comencé a trotar a ritmo lento pero constante; el recorrido me lo permitía.

Adelante a bastante participantes y estos al ver que les adelantaba corriendo me aplaudían asombrados, yo les agradecía su gesto y seguía a lo mío. Por el momento iba bien, seguía adelantando a más participantes pero el recorrido cada vez era más vertical y complicado. Alternaba el trotar con caminar rápido. Había zonas prácticamente imposibles por el fango y cada vez más vertical. ¡Qué locura! En el kilómetro 10 decido que no voy a correr más, es prácticamente imposible, y lo único que consigo es fatigarme demasiado, mi cabeza tiene momentos que ya no coordina muy bien y empiezo a notar bajones físicos de esos que yo me sé y de los cuales me suelo desplomar. Así que empiezo a dosificar mis recursos para estas urgencias.  Guaraná y sales con cafeína, las suelo dejar siempre para este tipo de situaciones.

Tuve 3 momentos críticos que no sabía si conseguiría llegar a la cima fue una de esas luchas con mi cabeza que tanto me gustan. Mientras caminaba me iba hablando a mí mismo; estas aquí en medio de un monte que no sabes ni pronunciar, subiendo pendientes a 4 patas, has hecho gran parte de lo más difícil ahora solo queda un poquito más…. Y me repetía constantemente, «lo vas a lograr, queda poco y arriba está mi Laura para entrar juntos con la bandera. No puedes fallar, no vas a fallar, lo vas a conseguir. Tienes que conseguirlo por tod@s esos pacientes oncológicos, vamos Manolo no me jodas ahora, solo te faltan 4km, solo 4K». Sí, sí pero, que largos por Dios. Eran eternos y verticales, y el frio se empieza meter en mi cuerpo. En los 2 últimos kilómetros me adelantaron 3 participantes, ya no tenía fuerzas para defender puestos, ya solo quería llegar bien y entero, era supervivencia. Empiezo a divisar un pequeño falso llano y por fin aparece el cartel del último kilómetro. Eso sí, evidentemente, hacia arriba, en los últimos 500m ya veo la meta y a Laura que, la pobrecita, esta helada de frío, ahí arriba hace mucho frio y viento. Estoy convencido que ha sufrido tanto o más que yo este FINISHER, que como siempre, también es suyo. Le hago señales para que baje un poquito para entrar los 2 juntos en Meta …

Buuaaaa!!! ¡Qué momento por Dios! Nos nombran por megafonía:

YES WITH CANCER,

Manolo Martínez,

TOP FINISHER ALPS MAN.

Rompo a llorar, abrazo a Laura y nos quedamos abrazados durante un buen rato en lo más alto del monte Semnoz. Sé que parece muy peliculero, pero es la pura realidad, hay que estar ahí  para vivirlo y sentirlo. Después de otro año complicado por mis problemas de cadera y otros que a día de hoy aún no he sabido el porqué; hemos vuelto a finalizar una de las pruebas más duras, cruzando la meta en 15h:50′ junto a las personas a las que representamos, y con ello cumpliendo con el objetivo de mostrar nuestro mensaje de Yes with cáncer, de dar visibilidad y fomentar el ejercicio físico en pacientes oncológicos.

Estoy en una nube, nunca mejor dicho a 1.700m de altitud.  No me lo puedo  creer, le pido a Laura que me grabe para hacer un video en directo para todas esas personas que estaban pendientes de la prueba. No me salen las palabras, pero ¡¡LO HEMOS CONSEGUIDO!!

Pasamos a la carpa postmeta, me abrigo y mientras me tomo más de 1 litro de caldo calentito y como algo. Mi cuerpo empieza a restablecerse y nosotros seguimos alucinando con lo logrado. Ha costado bastante, hemos tenido muchos momentos de tensión, momentos muy complicados, momentos críticos pero, todos y cada uno de ellos, han merecido la Pena, ¡ES INCREÍBLE!

Sin duda ALPS MAN ha sido una prueba muy dura, la más espectacular y exigente, sobre todo a nivel psicológico, de todas las realizadas. Nunca dejaré de agradecer a todo el mundo el apoyo recibido, ha sido una parte esencial en esta prueba. ¡Sois increíbles!

Al día siguiente algo recuperados pero mucho más emocionados, vamos a la entrega de premios donde gracias a nuestra amiga Sara (Speaker) tenemos la oportunidad de poder conocer y hablar con la dirección de la prueba y con el 4 veces consecutivas ganador de la prueba Thomas Lamaitre. Les explicamos que es y lo que hacemos en YES WITH CÁNCER, y la importancia que le damos al ejercicio físico para los pacientes oncológicos y el funcionamiento de nuestra unidad de ejercicio físico para la prevención y rehabilitación de la enfermedad; al igual que le explicamos muchos de nuestros proyectos solidarios y el porqué de la creación de nuestro CLUB DEPORTIVO YWC.

Sin duda estas acciones son las que te hacen ver que todo esfuerzo vale la pena. Para mí es la recompensa más grande, poder aportar nuestro granito de arena, dando a conocer nuestra labor con la intención de que puedan replicarlo en más lugares con el fin de que se puedan aprovechar el mayor número de  personas.

En referencia a esta crónica, relato o como consideréis llamarlo, me gustaría comentar que no pretendo convencer, ni demostrarle nada a nadie, no soy ni mejor ni peor que cualquier otr@, mi única intención es la de animar a cualquier amante del deporte a que se apunte, prepare y realice una prueba de este tipo (pruebas diferentes) al menos una vez en su vida, a mí personalmente me aporta muchísimo, son una auténtica experiencia humana en muchos aspectos. Algo que transciende de lo meramente deportivo y por eso lo disfruto desde el momento de la inscripción.

Es por ese motivo, que me encantaría que pudierais sentir lo mismo, y que os pueda aportar tantas cosas positivas como me aportan a mí, y me pudierais contar vuestra experiencia. Estoy convencido que tendríais un antes y un después tras finalizar una prueba de este tipo, y muy probablemente vuestro concepto de la palabra DEPORTE cobre otro nuevo y precioso significado.

Si tenéis la suerte y la posibilidad de poder compartirlo, desde dentro, con alguien de vuestros seres más queridos, aparte de ser una gran y bonita experiencia, es algo que fortalece muchísimo cualquier relación.

Yo personalmente no me planteo ninguna de estas pruebas sin mi mujer, Laura. Somos un gran equipo, y sin ella y su apoyo, sería imposible conseguir nada de logrado hasta la fecha. Si a Todo eso le aportarais una parte solidaria, os puedo asegurar que ya es lo más GRANDE. Todo cobra un sentido único y especial, y todas las sensaciones y sentimientos se multiplican × 3.

Por otra parte, algo para mi fundamental en estas pruebas, es considerar que en ellas SIEMPRE hay más cosas que perder que ganar; es por ese motivo que nunca arriesgo en exceso en según qué acciones, sobre todo en la bici. Hay muchas cosas detrás de toda la prueba como para no conseguir finalizar por cualquier tontería, bastante nos exponemos ya. Mi intención es SIEMPRE darlo todo, quedarme vacío pero, tomando las precauciones correspondientes y disfrutar de todo al máximo y si por el contrario NO se consiguiera finalizar por lo menos que no sea por hacer cualquier tontería, imprudencia o locura.

Para finalizar, dar una vez más las gracias a tod@s por aguantarme, escucharme, animarme, apoyarme, motivarme, confiar y lo más importante, por estar SIEMPRE ahí. Agradecido Eternamente.

P.d: Ya Pensando en La próxima.


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XIII TRANSILICITANA 24/02/2024

Crónica de compañeros de cordada.

Por Santi y David

La Transilicitana es esa carrera de algo más de 100 insignificantes kilometrillos que a las 6 horas de abrir inscripciones agota sus 1.500 dorsales. Sin saber muy bien el motivo y cediendo, por no quedarme ninguna otra opción, a la invitación de mi amigo Santi de comer un arroz con bogavante post-carrera conseguimos una participación.

Uno siempre puede creer estar bien preparado para una ultra, pero lo cierto es que pueden pasar mil cosas en una carrera de ultrafondo, y siempre existen las dudas y nervios los días y momentos previos a la cita. Si hay algo que minimiza la presión, es hacerla acompañado con alguien de confianza. Haciendo un símil montañero, David es mi compañero de cordada en estas locuras de ultrafondo, y como tal, la vida de ambos van ligadas. Luego en las carreras pueden pasar mil cosas, pero tener a tu compañero de cordada en el otro extremo de la cuerda te da seguridad para emprender la vía.  

El día previo al evento llegamos a Elche y por los pelos a casa de la familia Sempere Pascual. Tras asentarnos y probar la tan famosa coca de Elche recogimos el dorsal, no sin antes tener que dar la vuelta 3 veces con motivo de despistes ajenos a mi persona.

Entre berberechos de los buenos y cafés de los malos transcurrió la tarde pateando Elche fuese a ser que al día siguiente no cumpliéramos el objetivo semanal de pasos realizados y nos catalogaran de vagos.

El día de la carrera amanecía fresco, el viento no parecía ser tan fuerte como predecían y los nervios no eran excesivos, imagino que cosa de la experiencia puesto que por parte de un servidor los deberes no estaban hechos del todo.

Nuestro objetivo era hacer los 100km (102k reales) en menos de 13 horas . Algo más ambicioso era bajar de las 12. Pero teníamos los pies en la tierra, David había perdido una semana de entrenos importante por una lesión y como decía, “estaba en horas bajas”, aunque sus horas bajas son altísimas para la mayoría de los mortales (lo contrario que su altura). Para ir controlando el ritmo nos propusimos un baremo de hacer 10km cada 1h 15’.

Gines, nos acompaña a Santi y a mí a la salida para quedarse con nuestra ropa de abrigo y desearnos suerte, al tiempo que inmortaliza con su móvil el momento.

Intentamos avanzar antes del pistoletazo de salida pero es imposible, en Elche la gente tiene el mismo sentido común que en Mallorca, gente que va a caminar durante unas 24 horas se coloca al lado del campeón de España de ultrafondo.

Los primeros kilómetros trotando sigue costando avanzar debido a la dificultad de adelantar a quien ha decidido realizar una marcha y colocarse entre los primeros corredores.

La salida fue un poco desastrosa para nosotros. La verdad es que no estamos tan acostumbrados a carreras tan multitudinarias (1500 personas), y nos pilló muy atrás. El porqué se ponen tan delante personas que solo piensan caminar es ya otro cantar. Así que nos pasamos los dos primeros kilómetros buscando huecos por donde poder adelantar. Y aún nos quedamos en zona media cuando comenzamos el camino al pantano, donde adelantar es complicado.

Por el kilometro 6 nos adentramos en el pantano, donde una vez conseguimos superar a los caminantes nos encontramos a los instagramers, gente que les apetece en el tramo más técnico de la prueba pararse a realizarse un selfie y que el resto de los participantes esperen.

Empieza el primer o penúltimo, como queráis catalogarlo, ascenso y seguimos avanzando hacia el primer avituallamiento. En éste me doy cuenta que la barriga no está muy fina y decido no abusar comiendo, a pesar de que mi vocación por la ultra distancia es debido, única y exclusivamente, a la alta ingesta de calorías sin ningún tipo de remordimientos.

El camino de bajada era bueno, pero siempre fuimos al trote, sin forzar nada los músculos. Abajo, al lado del campo de golf, estaba el primer avituallamiento. No paramos mucho, pero nos dimos cuenta que en general, la gente ni paraba, como si se tratara de una prueba de 20km. Si uno paraba a miccionar, el otro hacía lo propio para aprovechar el momento. Al menos al principio, luego descubrí que la vejiga de mi piña retenía poco líquido y le dejé mear más veces de las acordadas.

Para nuestra suerte encontramos uno de esos avituallamientos no oficiales formado por un grupo de 4 octogenarias quienes ofrecen dulces caseros, ante el rechazo de una corredora que alega “eso engorda”, a lo que ninguno de lo presentes dimos crédito; fuese a ser que al final esta prueba no haya quemado las suficientes calorías.

Km 30, (3h 5’). Íbamos algo más deprisa de lo acordado, pero lo cierto es que no sentíamos que forzáramos nada. Pronto llegaríamos al tercer avituallamiento donde mentalmente llegábamos a la primera parte de la carrera. Allí paramos más tiempo, rellené todo lo que tenía, y comí todo lo que veía. Con una mano agarraba frutos secos y en la otra tenía un sándwich de Nocilla.

Encarábamos la que consideraba la parte más dura, el ida y venida a la playa. Visualmente la veía pesadísima. Son una burrada de kilómetros (casi 35km) en los que se puede decir que no pasa nada, pero que es la clave de toda la carrera.

Tras pasar el tercer avituallamiento los kms pasan y nos adentramos por caminos de casas de campo, en la cual nos damos cuenta que nos hemos colado, así que toca sumar metros extras vaya a ser que no lleguemos a los 100 y no quede bien en el Strava. El viento lateral se hace eco y Santi tira a buen ritmo, yo tras él empiezo a dejar 4 o 5 metros mientras intento no frenar su ritmo dándome cuenta que se hará largo.

De pronto mi compañero de cordada dejo de rajar. Para los que no le conocen puedo asegurar que eso es imposible. O eso pensaba yo, pero de pronto dejó de farfullar. Si conoces bien a tu compañero de cordada, todo es más sencillo. Cuando llegas a una reunión no tienes que hablar, cada uno sabe que tiene que hacer. Yo sabía que tenía que hacer, así que le dejé con su portentosa cabeza y su silencio, esperando que el azote me llegara a mí en algún momento y él tuviera que tomar las riendas. 

Nos adentramos en la zona del Altet y por consiguiente en la zona arenosa por la que transcurrimos un kilómetro. Santi empieza a percatarse que no es mi día y decide caminar sobre la playa aludiendo que no hay que gastar fuerzas.

Llegamos al avituallamiento del Altet, me tomé un riquísimo zumo de granada, seguí comiendo todo lo que veía y me apetecía, y emprendimos el kilómetro de playa donde ¡fíjate que nos hundimos!, nos pusimos a caminar sin prisa hasta que vimos una cámara, evidentemente.

Al final de este tramo paramos en la bolsa de vida para cambiar calcetines y camiseta. Esta parada dura unos 15’ y tras ella las patas a parte de doloridas están rígidas. Que difícil es volver a ponerlas a tono y más con el viento en contra. Mi tostada persiste, hago juegos mentales con la idea de llegar  al km 58 donde solo me quedará una insignificante maratón y después el avituallamiento del 66, que es la estrella.

David seguía callado, yo iba mirando de vez en cuando para comprobar que seguía sobre mis pasos. Y por supuesto, ahí seguía. Poco antes de llegar al avituallamiento clave, nos volvimos a desviar. Esta vez, no había gente por delante, fue un despiste mío en un momento de tirar pa’ delante en un infinito bucle de kilómetros repetitivos. Al muy poco David me avisa del error y volvemos sobre nuestros pasos para llegar al poco al avituallamiento del km 66 (7h 13’). Aquí mentalmente acababa la segunda parte de la carrera.

Sin parar de trotar seguimos avanzado a corredores hasta llegar al avituallamiento más esperado. Cojo dos botes de arroz con leche mezclado con zumo de granada, junto con un puñado de chucherías con la intención de remediar mi pajarón pero sin tener en cuenta que la mezcla podría destrozar mi estómago.

En un avituallamiento fantasma, organizado por la gente de la zona, nos cayó un caldo de pelotas que estaba de muerte. Estábamos ya en medio de la sierra, deseando saborear el café que Ginés nos tenía que llevar al avituallamiento del Pantano cuando le pegué una patada a una piedra y vi las estrellas. Aún quedaban más de 25km e ipso facto supe que me había dejado la uña en la aventura. Notaba como la sangre recorría el calcetín. 

Por el km 80, tras la espera frustrada de que Gines apareciera a vernos con el mejor café de Elche, el cuerpo cambia, se ha pasado el pajarón que solo ha durado unos 40kilometrillos y me veo fuerte para afrontar lo que queda. Santi pronto se percata de mi nuevo estado y se inicia una retaíla de habituales rajadas a nuestro grupo de mierda quienes nos informan por el pinganillo que ya estamos en el top 100.

El camino iba serpenteando sin parar y veías como la antena no terminaba de acercarse. Nos atrevíamos incluso en seguir trotando cuando la pista tiraba para arriba. Y sin darnos cuenta llegamos a las rampas del Castro.

Iniciamos el último ascenso mientras el viento en contra sigue sin abandonarnos y no dejamos de adelantar cadáveres, las sensaciones son buenas y empiezo a planear en mi cabeza el asalto a las sub 11horas 30’.

Llegamos arriba, yo me quedé con ganas reales de tocar la antena, que pa’ algo estábamos arriba. Las vistas, pues sí, bonitas. Km90 y 10h 19’

Y para abajo cresteando, que nos pilla de buenas y lo pasamos bien galopando, pero que a esas alturas de día, pues que nos contentábamos por mantener las piernas sanas y bajar con precaución hasta llegar al último avituallamiento.

La bajada es cautelosa por el cansancio acumulado, y ya planeo con Santi no parar en el último avituallamiento, arrojando el tufillo ultrarunner que tanto nos caracteriza. Una vez en éste nos informan que la meta está a 10km y no a 7 como teníamos calculado.

Seguimos descendiendo rápidamente y tras un desvío por el polígono industrial encaramos la ciudad, pronto nos entran las dudas al no observar ninguna marca. Con mucha más esperanza que lógica seguimos avanzando hasta ver que otro corredor ha dado la vuelta. Por tercera vez, nos hemos vuelto a equivocar.

Nos quedamos un par de minutos analizando la situación los tres, y decidimos desandar hasta la ultima rotonda donde vimos a un policía. Otro kilómetro de más que junto con el tiempo perdido parados nos imposibilitó bajar de las 11:30.

Ahora sí, a escasos 2 km de la meta toca pararnos a ponernos el frontal a pesar de apurar lo máximo.

Entramos en la zona del río. Animo a Santi a apretar y me frena con su voz excusándose en disfrutar los últimos metros al tiempo que acelera su ritmo. “Y ÚLTIMOS 200m y encaramos” me exclama mientras de forma simultánea apretamos y adelantamos a los últimos dos corredores.

Cuando ya quedaban apenas doscientos metros, dimos lo que nos quedaba dentro, subiendo las escaleras que llegan a meta de dos en dos, y disfrutando de la entrada a meta con David, el que por muy callado que estuviera, nunca dudé, es la certeza de tener a tu compañero de cordada en el otro extremo de la cuerda.

Ahora sí, la meta de la TRANSILICITANA!!! Esa carrera que a diferencia de cualquier carrera de montaña no resalta por sus vistas o paisajes sino más bien por su organización y la implicación de su gente en una prueba que no sé muy bien el porqué pero es espectacular lo vivido.

Tras una mala noche con la temperatura corporal desajustada y algo de dolor de patas, el día post- Transilicitana cumplimos el verdadero objetivo por el que decidimos completar la prueba; comer un arroz ilicitano con bogavante.

Agradecimiento especial a la familia Sempere Pascual quienes consiguieron que me encontrase como en casa y que solo me faltara café en el avituallamiento que más lo deseaba.


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